jueves, 17 de febrero de 2011

Tempus fugit


Hasta que lo conociste nunca te habías planteado si creías en Dios. Entonces fue cuando empezaste a suplicar.

Comenzaste a descubrirte a ti misma rogándole a ese Dios en quien no pensabas "Por favor, por lo que más quieras...déjame volver a estar con él un minuto y quítame un día de vida. Por favor permíteme pasar ese día junto él y mátame después, ¡ya no necesitaré! ¡por favor te lo ruego! ¡por favor sólo te pido eso!"

Pero Dios no accedía, se negaba una y otra vez y sólo te repetía, pacientemente, con el cariño de un padre "Piénsalo bien, no te precipites. Tienes una vida por delante, piénsalo con calma".

Insistías, ya prácicamente sonambula. Dios te advertía con gesto de preocupación "¿Estas segura? "

Seguías suplicandole presa de la desesperación "Concédemelo por favor, quítame la vida y déjame abrazarle sólo un instante. Te lo suplico ¡no me hagas esto por favor! ¡no me dejes vivir así! ¡no quiero vivir así!"

Y esta vez en sueños su voz atronadora presa de furia te gritó "¡TU DECIDES! ¿QUIERES VIVIR O MORIR?" Te despertaste entonces empapada en sudor, dolorida y febril. Un espectro de ti misma débil como un pájaro enfermo...



Y ese día llegó, como por casualidad y lo volviste a ver.

 " Hola ¿qué tal?" Te preguntó con una mueca de sonrisa deslizando esas palabras lentamente.

 Su voz sonó metálica, extraña como una grabación, descubriste que su piel tenía un tono cetrino y sus ojos estaban amarillos y no blancos. Su tacto era frío y duro como el de un muñeco de plástico. Un olor a perfume disimulaba mál un olor que te producía una nausea que no podrías describir.  ¡Era su carne! ¡estaba podrida!.

¡Estaba muerto! ¡Siempre lo había estado y sólo ahora lo descubrías!


"Dios no por favor, perdóname...no me mates...te lo ruego, te lo suplico, mira mis lágrimas y el dolor de mi rostro ¡por favor no me mates!.  Ten compasión y perdóname, necesito vivir...quiero vivir! ¡QUIERO VIVIR!"





mis visitas...

lo más leido, por orden de lo más leido, claro...