miércoles, 8 de diciembre de 2010

El golpe



El semáforo en rojo. 21 grados y la radio a media voz que susurra canciones de los 70.

¡Viejo zorro!, ¡cuantas batallas has ganado y que acorralado estás ahora!. Normalmente conducir te ayuda a ordenar las ideas y encontrar una solución pero esta vez ni siquiera eso es suficiente.

Sumergido en una maraña de preguntas sin respuesta de las que no logras zafarte, empiezas a confundir el sonido del limpiaparabrisas con los latidos del corazón.

Rebuscas en la agenda buscando el papel donde anotaste la dirección y te tropiezas con ella: tu niña. ¡Cómo ha pasado el tiempo! sonríes satisfecho, tiene tus ojos y es tan lista, igual que su madre...¿cuantos años hace desde que jugabas con ella a las cartas y le ganabas haciendo trampas? La echas de menos, a las dos.

Tragas saliva y respiras hondo. Cierras los ojos y te frotas la frente. ¡ Vamos, piensa! ¡necesitas respuestas! ¡no más preguntas! ¡y las necesitas rápido! ¿cómo vas a salir de esta? piensa, piensa ¡vamos! necesitas la jugada maestra, el golpe perfecto, ¡vamos piensa!

De pronto un claxon atronador te sobresalta. Aceleras. Un brillo recorre tus ojos como si fuera una corriente eléctrica y una media sonrisa se dibuja en tu rostro

¡ Eso es! ¡lo tienes! la clave es: LA SORPRESA.

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