Con las manos en los bolsillos del pantalón, sin chaqueta y con la corbata ligeramente aflojada, con ese gesto que siempre le había parecido tan atractivo a su secretaria...
"No me pases llamadas, gracias"
De espaldas a la puerta, tu mirada atraviesa el ventanal de tu despacho centrada en un punto fijo de la calle, decenas de plantas más abajo.
"¿Querías hablarme? Adelante, este es tu momento sin duda. Si lo sabes aprovechar, por supuesto"
Y tus palabras se columpian en una más que brillante media sonrisa de ganador.
Un incomodo carraspeo sirvió de introducción.
"Verás, seré directo, no queremos rodeos ni malas interpretaciones acerca de nuestra posición...Hemos pensando...hemos dedicido que lo mejor para todos, para la compañía, que obviamente agradecerá tu colaboración, por supuesto...es que cedas el testigo, las riendas.
Todo será más fácil si llegamos a un acuerdo, nos evitaremos un largo y dificil proceso de...Lo hemos calculado y hemos considerado que la cifra estará a la altura de tu..."
...y al levantar la vista de los documentos, por encima de las gafas, subiendo la cabeza lentamente, miró a su alrededor en aquel sofisticado y hermético despacho.
Te habías esfumado, desintegrado, DESAPARECIDO.
Comenzo a faltarle el aire y unas gotas de sudor resbalaron por sus pálidas mejillas mientras murmuraba entredientes
"No me lo puedo creer
hijo de puta, maldito hijo de puta..."
; )
