miércoles, 26 de enero de 2011

Si sale bien pongo un gabinete.

Buenas queridos míos de mis entrepaños.

Hoy os propongo un ejercicio de reflexión colectiva. ¿Preparados? Bien, allá vamos:

 No es necesario que cerréis los ojos pero si lo hacéis bien seguro que los acabáis cerrando, bien apretados...

Pensad en la mayor metedura de pata de vuestra vida (hasta el momento por supuesto, hay que ser optimistas y pensar que todo es susceptible de mejorar). En vuestro momento más ridículo, en esa situación humillante y vergonzosa que guardáis con esmero en el fondo de vuestros jóvenes y alocados corazoncillos. En vuestra peor decisión o ¿por qué no? en la mayor estupidez que hayáis cometido en vuestras vidas. Pero gorda, gorda, de las buenas...

Paladead con intensidad esa sensación, ese sonrojo en las mejillas que os quema por dentro. Ese revuelto de estómago...esa angustia.

Ese arrepentimiento profundo...oh...que sensación....



¿Sentís como desearíais que la tierra se abriese bajo vuestros pies y un rayo fulminase vuestras cabezas reduciendo ese terrible instante a cenizas? ¿Quereis correr? ¿esconderos quizá?

No os reprimáis, dejad que fluya. Que esas terribles emociones os desborden por completo y se apoderen de vosotros. Llorad a moco tendido, chillad, patalead. Sentidlo con plenitud. Recapacitad a fondo sobre el tema y regodearos en que además, no tiene arreglo.

¿Lo tenéis?

Bien, pues estoy en condiciones de deciros sin ningún género de duda que lo vuestro...No ha sido nada, creerme querubines.



Aaaaaburrrrr...besitoooos

P.D.: toma ya.


; )

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