martes, 21 de diciembre de 2010

Ceros y unos.



    Esto es algo que realmente me maravilla: me tropiezo de vez en cuando, no sé si solo tengo yo esta impresión, con personas que ven la vida o a los demás siempre en forma de cifra: centímetros, kilogramos, euros, edad, posición en determinado estamento, número de amistades, el porcentaje resultante de multiplicar sus necesidades por la probabilidad de obtenerlas mediante nuestras posibilidades vitales aplicadas a su utilidad... Pero no se plantean estos datos como un registro de cifras estáticamente vistas: con ellas realizan puras fórmulas matemáticas. Siempre.

    A partir de una simple ojeada y un par de preguntas realizan un perfil numérico de cada sujeto y generan el protocolo de actuación hacia el mismo a desarrollar de modo totalmente eficaz. La escala va de la intimidad absoluta hasta la eliminación de sus bases de datos de modo total, reseteando (¿se dirá así?) sus sistemas por completo: nunca han conocido a ese sujeto, no saben quien es. Sin remordimientos ni culpas, borrado para siempre. El motivo es obvio, por lo tanto, no necesitan justificación.

   Son como máquinas de precisión sin probabilidad de fallo. Jamás se equivocan. Son la culminación total de la escala evolutiva.

 Cada vez que frecuento algún espécimen por el estilo me choco con la misma conclusión, los admiro. ¿Por qué? porque me maravilla la simplicidad y rapidez de sus mentes, su capacidad de gestión y economía de esfuerzos y recursos, su técnica de predicción de los rendimientos a escala provinientes de sus interacciones sociales y sus relaciones personales. Ninguna acción se realiza por un impulso, todo está medido. Todo tiene explicación. Es simplemente asombroso

  Sin embargo, el resto de los mortales, sin entrar ya en valoraciones éticas, las personas comunes y corrientes, a veces aciertan, a veces no, a veces hacen algo solo porque les sale de la peineta, vamos, lo normal...

    Así que ya sabéis, en caso de cataclismo nuclear olvidaos de las cucarachas nenes. Ellos serán algo más que los supervivientes, serán los ganadores. Ojo, están entre nosotros, parecen seres humanos como los demás, puede parecer que sus reacciones son incluso en ocasiones viscerales, pero no lo son.

   ¿Os pongo un ejemplo sospechoso y escalofriante, para mi, de pertenecer a dicha escala evolutiva? Va una pista...



   No, claro que Chiquito no es...¿Por qué? pues no sé, es una impresión mía.

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